Este es el principal resultado de un estudio realizado por las universidades Rey Juan Carlos y Complutense de Madrid, que ha observado cómo los periodos de escasas precipitaciones, debidos al cambio climático, tienen un efecto negativo sobre la diversidad funcional en las zonas más áridas. No obstante, este trabajo revela la capacidad de recuperación que tienen estas comunidades a pesar de sufrir años de sequía.