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Viernes 28 de Junio de 2024 a las 07:00

Estudiar el lujo para comprender la historia

Estudiar el lujo para comprender la historia Estudiar el lujo para comprender la historia

El curso de verano ‘En torno al lujo: espacios, símbolos y ceremonias’ se adentra en el estudio de las artes decorativas

Rosa Márquez de la Orden

Lujo y lujuria tienen la misma raíz etimológica, lo que a menudo hace que el  lujo se identifique con lo superfluo, un mero adorno innecesario. Quizá por eso ha habido tanta reticencia a la hora de estudiarlo por parte de los museos, las instituciones y las propias universidades. Sin embargo, el lujo siempre ha estado unido al poder y su simbología va más allá de lo económico, de ahí que este seminario haya querido recuperar el lugar que le corresponde a las artes decorativas como parte de la Historia y del patrimonio de la humanidad. “Pensemos, por ejemplo, en la orfebrería, que se estudia casi como una anécdota. Sin embargo, con el valor de una cajita de Fabergé podríamos comprar un edificio entero en la Gran Vía”, ha recordado Miguel Muñoz-Yusta del Álamo, presidente de la Fundación Fernando de Castro y director del curso. Miguel Ángel Zalama, catedrático de la Universidad de Valladolid, ha explicado durante su ponencia el motivo de este desinterés académico. “Somos hijos de la Ilustración y en la declaración de intenciones de la Enciclopedia se dijo que las bellas artes eran tres: la pintura, la escultura y la arquitectura. Se olvidaron del resto de manifestaciones artísticas, que pasaron a considerarse menores. Yo reniego de esto”. El curso también busca desmentir algunas mitos históricos, como que Isabel la Católica era austera. “Le regaló a su hija un vestido de seiscientas perlas cosidas sobre florecillas de oro. Los monarcas siempre se rodeaban de lujo para parecer magnificentes y mostrar su poder”, ha señalado Zalama.

Entre los temas que se han abordado durante el seminario, la ciudad de Aranjuez, escenario del curso, ha tenido un gran protagonismo. El universo mágico de sus jardines, la influencia filipina o la colección artística de Farinelli, que residió en el Real Sitio, son algunas de las materias que se han tratado. Mención especial merecen lo tapices, ya que durante siglos la nobleza los utilizó para decorar las paredes de palacios, castillos e, incluso, de la Capilla Sixtina. Grandes pintores como Rafael o, incluso, Pablo Picasso, han participado en su diseño y hoy día son apreciados tanto por su calidad artística como por su valor histórico.