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Miércoles 25 de Noviembre de 2020 a las 05:30

Manifiesto en el Día Internacional contra la Violencia de Género

Un año más la Universidad Rey Juan Carlos, desde su Unidad de Igualdad, se une al Manifiesto elaborado por la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria (RUIGEU) con el que se marca de forma contundente su posicionamiento en contra de este tipo de violencias.  

Mercedes Rodríguez Loeb

Este curso la Unidad de Igualdad ha ido un paso más allá en la concienciación de un problema social que sobrepasa el ámbito privado y, por ello, durante todo el mes de noviembre se han celebrado las Jornadas 25N2020. Estas charlas online han tenido un gran éxito de participación, asistiendo 500 personas, y se ha tratado la violencia de género desde distintos puntos de vista.  

En estos encuentros se ha puesto en relevancia la necesidad de crear entornos seguros en las universidades a través de protocolos de prevención y erradicación de todo tipo de acoso, se ha revisado el alcance del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y se ha puesto el foco sobre la violencia sexual en el ocio juvenil nocturno.  

Además, en su intento por avanzar en la sensibilización, la Unidad de Igualdad colabora en la segunda edición del Título Propio Especialista en Prevención y Sensibilización de las Violencias Sexuales y de Género desde un enfoque multidisciplinar. Este Título tendrá lugar entre los meses de enero y abril del próximo año en un formato online. La inscripción termina en el mes de diciembre.  

Manifiesto con motivo del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres 

El Manifiesto está firmado por numerosas universidades de España entre las que se encuentra la URJC y se puede leer a continuación:  

En la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en 1993, Naciones Unidas la definía como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.  

Sin duda, la violencia contra las mujeres es la expresión más dramática de la desigualdad de género en el mundo y, desde 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing, está considerada como uno de los principales temas de preocupación mundial que tanto la normativa internacional como europea y estatal han ido incorporando.  

Las violencias contra las mujeres son también una amenaza para la salud pública mundial y, en condiciones de emergencia como la actual pandemia COVID-19, tienden a aumentar. Ante tales circunstancias, las universidades deben poner énfasis en hacer visible la persistencia de las violencias y paliar su impacto.  

Como en cualquier otro ámbito de nuestra sociedad, en las universidades también se viven diferentes formas de violencia y discriminación basadas en las relaciones asimétricas de poder entre mujeres y hombres, pudiendo ser aulas y campus escenarios de conductas sexistas y violencias sexuales. Se trata, sin duda, de un problema para los gobiernos universitarios que, ante la falta de denuncias formalizadas, puede fácilmente percibirse como algo puntual, fortuito o esporádico, lo que invisibiliza, o al menos minimiza el fenómeno.  

La dificultad de llegar a toda la comunidad universitaria para que conozca el posicionamiento contra las violencias machistas de los órganos de gobierno universitarios, el desconocimiento de las estructuras de apoyo con que puede contar la persona que sufre una agresión machista, la normalización de las conductas sexistas, el sentimiento de culpa y el miedo a denunciar de las víctimas, la falta de mentoras o acompañantes, procedimientos de excesiva complejidad, la hostilidad del agresor y su entorno y los efectos perversos que la denuncia puede implicar en la carrera profesional o académica, son algunas de las causas de la invisibilidad de este tipo de violencias en el seno de las universidades.  

El compromiso firme y contundente en las declaraciones institucionales contra la violencia machista, la formación y sensibilización en la materia para todo el personal que trabaja en las universidades, especialmente la formación específica de las personas que integren las comisiones derivadas de los protocolos de actuación ante el acoso sexual y por razón de sexo, la difusión y proyección del trabajo de las Unidades de Igualdad como estructuras universitarias orientadas a luchar contra las agresiones machistas, los protocolos de actuación frente al acoso sexual y por razón de sexo sencillos y con procedimientos ágiles y no disuasorios ni revictimizadores para quien sufra una agresión de esa naturaleza, son instrumentos esenciales para luchar contra las violencias machistas dentro de las universidades.  

Para ello es imprescindible que las universidades dispongan de recursos humanos y materiales suficientes y permanentes, resultado de una distribución equitativa y racional de los recursos del Pacto de Estado (acción octava), facilitando con ello la realización de estudios e informes de impacto de los diferentes indicadores de acoso y agresiones en su ámbito de competencia.  

Las universidades, como generadoras y transmisoras de conocimiento y valores, han de ser referentes en el compromiso de hacer efectivo el principio de igualdad y la erradicación de las violencias contra las mujeres. No dar la espalda a la realidad es el primer paso. Para las universidades, contribuir a un mundo más justo, es tanto un reto como un deber inexcusable.