Sello HR4RS
Rosa Márquez de la orden
Adicción, aislamiento o desconexión del entorno son algunas de las consecuencias del mal uso de la tecnología entre los jóvenes según se ha puesto de manifiesto en la jornada.
La primera edición del curso de verano ‘Infancia y adolescencia en red: por una vida digital segura’ ha sido un éxito de convocatoria, con lleno absoluto y más de 110 personas inscritas en lista de espera. “Lo que demuestra el interés que despierta el tema y sobre todo la necesidad, tanto por parte de los docentes como de las familias, de atender esta cuestión”, explica la directora del Observatorio de Educación URJC, Pilar Laguna. Entre los principales riesgos a los que se enfrentan niños y adolescentes en su relación diaria con la tecnología destacan la adicción, el aislamiento o el acceso a contenidos inadecuados. Precisamente el visionado de pornografía desde edades muy tempranas es uno de los temas que más preocupan a las familias: “Es necesario formarles en sexualidad, pero también en espíritu crítico, para que puedan discernir lo que está bien de lo que está mal y separar la realidad de la ficción”. Según Laguna existe una brecha de género en el consumo de estos contenidos, “los chicos ven porno para satisfacer sus deseos y las chicas para atender los deseos de ellos”.
Entre los efectos negativos del uso de las redes sociales está la disforia corporal, la obsesión por los filtros de Instagram a menudo merma la autoestima de los adolescentes y les hace tener unas expectativas sobre su imagen y su vida poco realistas. “Eso a veces les hace encerrarse, ¿para qué voy a competir en el mundo real donde no llevo ropa de marca, no soy como los que salen en las redes y vivo en una casa humilde? Pues me monto mi nuevo mundo y de ahí ya no salgo, con todo lo que eso implica”. En este sentido Rebeca Martín, codirectora del curso, cree que hay que exigir a los influencers “responsabilidad como creadores que son de contenidos, pero también a las plataformas, a las marcas que los patrocinan y a los propios consumidores adultos, como parte de la responsabilidad que tenemos con nuestros hijos”.
Nuevas leyes
En el curso también se ha dado a conocer la Ley de Servicios Digitales, que pretende imponer un marco normativo con el proteger los derechos de los usuarios de Internet. “Es importante el papel que juegue el Gobierno a la hora de regular, porque hay cosas que se podrán prevenir con espíritu crítico y formación pero en otras la Administración tendrá que ejercer el control”, asegura Martín.
El curso está dirigido a familias y a docentes, tanto en activo como en formación, pero en él también han participado adolescentes, que han aportado su punto de vista y su experiencia personal para enriquecer el debate. “En el Observatorio de Educación estamos convencidos de que hay que integrarles y escuchar qué opinan y ha sido muy revelador porque ha desmontado el mito de nativo y el emigrante digital, también nos han desvelado cuáles son las redes sociales que ellos utilizan y las que se han quedado obsoletas y los adultos estábamos en las obsoletas, aunque nos creíamos muy modernos”, bromea Laguna, quien espera que el próximo año haya una segunda edición del curso para poder seguir investigando y aportando soluciones desde la universidad.