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Lunes 25 de Mayo de 2020 a las 07:00

El observatorio sobre exclusión social señala las desventajas del aislamiento extremo en mayores

El observatorio sobre exclusión social señala las desventajas del aislamiento extremo en mayores El observatorio sobre exclusión social señala las desventajas del aislamiento extremo en mayores

El  86% de los fallecimientos de personas con Covid-19 han sido personas de más de 70 años.  La medida de confinamiento y distanciamiento total en nuestros mayores también tiene desventajas para la salud, así lo demuestra un artículo, apoyado en numerosos estudios científicos y  publicado en The Conversation, por Silvia Giménez Rodríguez, investigadora del Observatorio para el Análisis y Visibilidad de la Exclusión Social de la URJC y el investigador Juan Manuel Morillo Velazquez, doctor en Odontología y especialista en Genética Clínica. El texto ha superado ya las 6.000 visitas

Raúl García Hémonnet/Redacción

Los investigadores constatan, con múltiples referencias científicas, que aunque el virus tiene una actividad patógena directa, los casos más graves parecen evolucionar peor, no tanto por el propio virus, sino por la respuesta inflamatoria excesiva. Es decir, explica el doctor Morillo, “los mecanismos que pone en marcha el organismo para coordinar nuestras defensas frente a algo que percibimos como amenazante.  Esta respuesta es beneficiosa, siempre que esté ajustada al estímulo que la produce. Cuando está ya activada por encima de lo habitual sin existir un motivo evidente (lo que se denomina estado proinflamatorio), o se prolonga más tiempo o con una intensidad mayor de lo realmente necesario, es frecuente que se provoquen  daños colaterales en distintos órganos. Estos daños pueden llevar al fallecimiento de una gran parte de los enfermos. Los investigadores señalan que, ante las medidas decretadas por las diferentes autoridades sanitarias, se pueden buscar alternativas con una visión más amplia para paliar la soledad y el aislamiento de las personas mayores, contribuyendo a controlar esa respuesta inflamatoria excesiva que muchas veces encuentra su origen en razones psicosociales.

Alternativas de cara a futuro

Si tenemos en cuenta a las personas mayores que viven solas en su domicilio, señalan los investigadores “sería muy importante facilitar los medios de aislamiento que se están recomendando, siempre que sean avalados por la evidencia científica, (mascarilla, guantes, gel desinfectante para higiene de manos) que hagan posible la protección física mínima para permitir visitas frecuentes por parte de familiares, profesionales y voluntarios del ámbito psicosocial”. Esto, indican “ha sido prácticamente inexistente en gran parte de esta población, que ha estado muchas semanas sin tener ningún contacto presencial.  Aunque lo ideal parece ser el distanciamiento físico, si tanto la persona mayor como el profesional llevan protección, se reduce en gran medida la posibilidad de transmisión, y el beneficio derivado del apoyo directo, de la aproximación física a través de un  acompañamiento personalizado y no tanto de una mera evaluación técnica de su situación, puede reducir notablemente la percepción de soledad y mejorar la expresión y regulación emocional. De este modo, tal como hemos señalado en el artículo, se mejora la respuesta inflamatoria ante una posible infección”.

Un acompañamiento más estrecho en residencias

En el caso de residencias de mayores, el planteamiento a futuro podría derivarse del anterior, “teniendo en cuenta que sería importante reforzar los recursos humanos profesionales para hacer frente a un acompañamiento más estrecho que ayude a una mejor evolución de la infección, en caso de que se produzca”, señalan los investigadores. 

Y añaden que, a el tratarse de población de riesgo, “sería importante realizar de forma periódica pruebases de cribado, para la detección temprana de nuevos casos, en los que se pudieran establecer medidas más estrechas de seguimiento desde un primer momento”.

Una visión más amplia de la salud

Giménez y Morillo señalan la necesidad de dar protagonismo a la prespectiva bíopsicosocial de la salud, recordando la definición que da la OMS “la salud es un estado de completo bienestar físico mental y social, y no solamente la a ausencia de afecciones o enfermedades”. Indican que, a pesar de ello “la perspectiva biomédica ha seguido siendo la predominante en las últimas décadas en el enfoque de la salud, a pesar de las crecientes evidencias derivadas de la investigación que relacionan factores cognitivos, emocionales y socioeconómicos con determinadas respuestas biológicas (inmunoinflamatorias, neurológicas, hormonales, etc) y con el desarrollo y evolución de ciertos trastornos y enfermedades.  Y llaman la atención sobre el hecho de que “cada vez sea más importante ese enfoque holístico de la salud, integrando los saberes de las diversas disciplinas implicadas, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas, tanto a nivel individual como colectivo.

No caer en el olvido

La situación que estamos viviendo dejará muchas preguntas y, probablemente, otros tantos aprendizajes, entre ellos, sobre la manera en la que la sociedad trata a las personas mayores, en este sentido, Silvia Giménez señala, citando al sociólogo Zygmnunt Bauman que “lejos de vivir en la cultura del aprendizaje, vivimos en la cultura del olvido” y añade que “olvidamos que nuestros mayores fueron los creadores de nuestro presente, que su valor no depende de su utilidad vital, productiva o de cuantos años les quedan de vida”. Y anima a que se recoja la idea de Albert Einstein de que “en momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento”. Una sociedad que se precie de denominarse 'avanzada', indica la investigadora, “será aquella capaz de genera y mantener las condiciones de cuidado y dignidad de todos y cada uno de los individuos que acoge, también de los más vulnerables, a través de la garantía de sus derechos vitales”. Recuerda que las personas mayores son las “grandes vulnerables en esta pandemia” y que, con todo el conocimiento que hemos generado de cara a la siguiente crisis, “no caigamos en el olvido y privilegiemos el aprendizaje”.