Emoción y digitalización, herramientas de la comunicación social

Beatriz García

Este evento culmina el trabajo de Isidoro Arroyo Almaraz, profesor del Área de Comunicación Audiovisual y Publicidad y director del grupo de Investigación Solidarydar, Investigaciones en Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos. Tras diez años de la organización de las primeras jornadas sobre publicidad social, Arroyo vuelve sobre sus pasos en este congreso.

Durante los dos días, además de las ponencias de expertos en el campo de la publicidad y movimientos sociales, se llevaron a cabo otras actividades como mesas redondas en las que se plantearon preguntas para dibujar el camino a seguir para las nuevas generaciones de los profesionales de esta área.

Algunas de las cuestiones planteadas buscaban dar respuesta a cómo deben adaptarse las ONGs a los nuevos modelos de comunicación. Actualmente., muchas de ellas recurren a la emotividad. La Dra. Mari Cruz Alvarado, profesora de la universidad de Valladolid, cree que “hacen falta campañas interactivas y participativas que generen emoción. Si se consigue emocionar, se consigue movilizar”.

Otro de los temas tratados fue el papel de la universidad como comunicador social. En el proyecto “Equidar”, creado conjuntamente por la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, el alumnado involucrado trabaja por dar a conocer a las pequeñas ONGs, incidiendo en los problemas sociales de sus zonas. En relación a este proyecto también aparece ParticipAD en Colombia. Esta iniciativa busca “salir de la zona de confort” mediante una publicidad participativa que conecte a la ciudadanía y a la comunidad universitaria, no quedando únicamente relegada al ámbito académica.

Como conclusión, este congreso ha asentado la base para que los nuevos medios de comunicación se integren en el ámbito de la publicidad de una forma eficiente y beneficiosa para todo el mundo.

El congreso fue organizado por la Universidad Rey Juan Carlos en colaboración con la Fundación Telefónica y forma parte de un proyecto financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad (MINECO), la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER)