Entrega de los premios que otorga la cátedra “Francisco Villamartín” de la URJC

La sede del Rectorado de la URJC ha sido escenario de la entrega de los premios que otorga la  cátedra “Francisco Villarmartín”. El acto estuvo presidido por el director de la  cátedra,  profesor Antonio Baraybar, y por el coordinador de la misma, teniente general (R), D. Pedro Bernal.

Se entregaron tres premios que correspondieron   a la alumna Dña. Eva María García por el  trabajo  "El ciberespacio: un nuevo escenario de seguridad y defensa", realizado dentro del VII seminario “Paz, Seguridad y Defensa en un entorno de cambios acelerados”.

Un segundo reconocimiento fue entregado al profesor D. Antonio Martínez González,  del área de Economía Aplicada I  de la URJC,  por el trabajo de investigación "Un análisis económico de la producción y contratación de los sistemas de Defensa"

Finalmente se otorgó un último premio que correspondió a D. Miguel Ángel Ballesteros Martín. General de brigada  y director del Instituto de Estudios Estratégicos (IEEE) del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), en reconocimiento a su destacado compromiso con la cultura de seguridad y defensa.

Entregadas las distinciones tanto los premiados como las autoridades que presidieron el acto pronunciaron breves parlamentos poniendo de manifiesto la importancia que tiene la cooperación entre las universidades y centros de enseñanza superior con las instituciones de formación de las FF.AA y los organismos que trabajan en el ámbito de las políticas de seguridad y defensa.

Villamartín, un genio olvidado

La cátedra “Francisco Villamartín” rinde homenaje a un militar y tratadista español del siglo XIX, el comandante Francisco Villamartin y Ruiz de la Peña,  autor de “Nociones del arte militar” y considerado uno de los principales teóricos de todos los tiempos en materia de táctica  y estrategias.  Un estudioso que analizó los contextos bélicos y  supo poner en común aspectos psicológicos, sociales, económicos y militares.  Las peripecias y avatares del convulso siglo XIX español no contribuyeron a hacer justicia al talento y proyección de Francisco Villamartín.