Oihane Colodrón Sánchez
La propuesta para la formación de esta institución es del ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque. Sin embargo, este proyecto lleva fraguándose desde hace 5 años. En 2014, cuatro científicos ya presentaron esta idea en el Instituto de España.
Uno de ellos, Javier Martínez Moguerza es experto en algoritmos de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Este catedrático forma parte de los 6 miembros fundadores de esta novedosa academia. Según él, un científico joven es “aquel que ya ha montado su propio equipo de investigación.” Considera que un perfil que puede optar a formar parte de la institución serían los científicos que han recibido ayudas de la Comisión Europea para jóvenes científicos (Starting Grants).
Con esta iniciativa se busca rebajar la media de edad de los científicos españoles que actualmente ronda entre los 50 y los 59 años. Según un estudio de la Fundación Europea Sociedad y Educación, el porcentaje de personal docente investigador de las universidades de menos de 40 años ha bajado de un 13% a un 3% en un periodo de 5 años. La población científica española es 3,5 años mayor a la media europea y esto provoca que los nuevos científicos no encuentren oportunidades para desarrollarse en su país y busquen su camino en el extranjero.
La creación de esta institución también ayuda a promover la ciencia como opción profesional entre los jóvenes generando referentes, fomenta al intercambio a nivel nacional e internacional para ayudar al enriquecimiento intelectual y científico y se pone en valor la innovación y el conocimiento.
Además, el Gobierno ha afirmado que propondrá “políticas encaminadas a eliminar obstáculos en la participación de mujeres, personas con discapacidad, minorías étnicas y otros grupos escasamente representados en las distintas ramas del saber.”
Los primeros investigadores que conformarán la academia son 50 científicos que ya han participado en la Academia Joven Global y serán sustituidos al cumplir 5 años en el puesto. De esta forma se garantiza la entrada de siguientes generaciones y se asegura la juventud de los investigadores cuya media de edad estará en los 40 años.