Dária Efimova
El I Certamen Ibérico de Nuevos Diseñadores, celebrado dentro de la XV Feria de Belleza, Moda y Cosmética, ya tiene su primer ganador. Alberto del Río Florencio, estudiante de segundo año en el doble grado de Diseño y Gestión de Moda+Diseño Integral y Gestión de Imagen de la URJC, fue premiado por su colección “Taejo”, basada en la cultura rayana.
Nacido en Coria, se ha criado en Zarza la Mayor (Cáceres, Extremadura). “No me recuerdo sin tijeras en las manos o pinturas, o haciendo manualidades”, cuenta Alberto. Su pasión por la creatividad le ha seguido desde las etapas más tempranas de su vida. Atribuye la gran parte de la influencia que tuvo a las mujeres de su familia: “Siempre las he visto coser, hacer ganchillo, hacer algo artesanal… Mi madre siempre me ha inculcado el amor por ello.” En el instituto, cuando estuvo pensando por qué profesión quería decantarse, un aspecto lo tenía claro: que estuviera relacionado con el arte.
Descubrió el I Certamen Ibérico por casualidad a través de las redes sociales. El objetivo principal de este concurso es apoyar a los diseñadores nóveles de Extremadura, una provincia que frecuentemente se deja de lado a favor de las grandes capitales. Para el certamen, todos los participantes tenían que crear su propia colección, de temática libre, y explicar el proceso de creación mediante bocetos, fotografías y otros materiales gráficos. Tras ánimos por parte de sus amigos y su familia, Alberto ha tomado la decisión de presentarse:“Tenía un trabajo que se ajustaba a las líneas establecidas por el concurso. Pensé, ´puedo ampliarlo, y así mato dos pájaros de un tiro´. Decidí tirarme a la piscina, y a ver qué salía.”
Los preparativos para el evento no han sido fáciles; sobre todo, a la hora de compaginarlo con los estudios. No obstante, Alberto las recuerda con cariño. “Estaba entre Madrid y Zarza la Mayor, y era todo muy frenético, pero también muy bonito.” Fue a la feria con su familia, y, aunque estuvo tranquilo y seguro de sí mismo al principio, cuando fue proclamado ganador las emociones le han desbordado. “No paraba de llorar, no me lo creía. Todavía me siento por las nubes, pero poco a poco lo estoy empezando a asimilar. Estar allí, seleccionado entre los ocho concursantes, ya era un premio para mí.”
Ganar este certamen supuso un orgullo enorme para Alberto. “Me siento muy satisfecho con mi trabajo. Sobre todo, me ha dado muchísima seguridad para mis proyectos. Vengo de un pueblo muy pequeño, y una experiencia tan grande ha sido increíble. La valoro enormemente”, concluye el estudiante.