Raúl García Hémonnet
El proyecto se estructura en torno a dos estudios: por un lado, uno liderado por Ana Reyes, catedrática del área de Comercialización e Investigación de Mercados que “analizará la respuesta cerebral mediante equipos biométricos e Inteligencia Artificial en distintos contextos de preparación y consumo de alimentos”, según explica. Por otro lado, un estudio, en el que también participa el equipo de Ana Reyes y liderado por CIBEROBN que tiene como objeto explorar patrones alimentarios y el uso de pantallas ante las comidas.
La SEN y la URJC llevarán a cabo un estudio de campo con equipos biométricos e inteligencia artificial para detectar la respuesta cerebral y el bienestar emocional que produce preparar comida en casa, consumir comida precocinada, comer solos, acompañados o utilizando dispositivos móviles.
Emociones a través del plato
Como señala Ana Reyes, catedrática de Comercialización e Investigación de Mercados en la URJC:“Vivimos cada vez más conectados, pero también más aislados. Este estudio pionero combina inteligencia artificial y tecnología biométrica para analizar cómo la cocina y los hábitos que la rodean también pueden ayudarnos a reconectar emocionalmente en un mundo hiperconectado”. Con esto, añade Reyes, “queremos averiguar lo que la gente siente cuando les mostramos contextos con diferentes situaciones de comida: solo o acompañado. Vamos a ver lo que sienten (tristeza, alegría, ira, desprecip) y detectar las emociones que producen los momentos culinarios”.
“Desde la Sociedad Española de Neurología, y desde el campo de la neurociencia sabemos que el acto de cocinar y compartir una comida activa áreas cerebrales relacionadas con la recompensa, la empatía y el bienestar. Analizar cómo cambian esas respuestas a nivel neurofisiológico en entornos digitales o solitarios nos ayudarán a entender mejor el impacto del estilo de vida actual en la salud cerebral”, explica el Dr. Jesús Porta-Etessam, presidente de la SEN.
Aranjuez, protagonista
La parte experimental del proyecto se va a desarrollar en las cocinas del campus de Aranjuez de la URJC, allí se realizarán varios estudios sobre cómo respondemos a “cocinar con o sin pantallas, y comer con pantallas o sin pantallas”, según explica la catedrática de la URJC.
De forma paralela, en un proyecto liderado por CIBEROBN se analizarán patrones alimentarios mediante entrevistas y encuestas. “Abordaremos no solo qué alimentos se consumen y cómo se preparan, sino también las condiciones en las que se realizan estas actividades, incluyendo factores como el tiempo, el entorno, los rituales sociales o familiares, y cómo influye el uso de pantallas en todo ello”, apunta el Dr. Fernández Aranda, investigador de este centro, que considera “muy relevante el hecho de integrar factores ambientales, sociales y culturales en el estudio de los hábitos alimentarios”. Este enfoque puede contribuir a entender mejor el comportamiento humano y abrir nuevas líneas en investigación en salud cerebral, mental y hábitos de vida.
El proyecto ejemplifica la necesaria colaboración entre los diferentes agentes públicos y privados: empresa, sociedades científicas, universidades y centros de investigación para alcanzar resultados relevantes para la sociedad. Desde IKEA comentan que “esta alianza permitirá trasladar el rigor científico al estudio de la vida cotidiana en un ámbito hasta ahora poco explorado: la confluencia entre los alimentos, la experiencia social y la respuesta cerebral”.
Los resultados se darán a conocer en el primer trimestre de 2026 y se espera que aporten una radiografía sin precedentes de los hábitos y emociones de los españoles en torno a la mesa.
La catedrática de la URJC, Ana Reyes, ya llevó a cabo un proyecto parecido junto con el Museo Thyssen-Bornemisza en la que analizó las respuestas cerebrales a la contemplación de distintas obras de arte.
FOTO: Imagen generada por IA

