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Martes 28 de Abril de 2020 a las 07:00

La región mediterránea, clave para la conservación de la biodiversidad

Un estudio, liderado por la URJC, ha identificado los hayedos de España e Italia como área prioritaria para preservar las comunidades de líquenes. Estos organismos son indicadores de alerta temprana para predecir escenarios de cambio climático.

Irene Vega

En el contexto actual de cambio global, conocer el efecto de los principales motores que inciden sobre la biodiversidad, como el cambio climático, permite entender cómo responden las comunidades de especies en el presente y anticipar escenarios futuros.

Un equipo de investigación, liderado por el grupo ESEFUNLICH-URJC y que ha contado con la colaboración del Centre for Ecology, Evolution and Environmental Changes (cE3c) de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa (Portugal), ha identificado la región mediterránea, principalmente los bosques de España e Italia, como una de las zonas que requieren especial atención para la conservación de un gran número de especies. “La región mediterránea es un punto caliente de diversidad para los macrolíquenes de los hayedos europeos. Teniendo en cuenta que es una de las zonas más afectadas por el cambio climático, en la que se espera un pronunciado ascenso de la temperatura y alteración de los regímenes de precipitación con un incremento en la sequía estival, este estudio identifica esta región como una de las áreas prioritarias de conservación para las comunidades de líquenes epífitos de los hayedos europeos”, explica Pilar Hurtado, investigadora del área de Biodiversidad y Conservación de la URJC y coautora del estudio.

Para llevar a cabo esta investigación, el equipo científico ha analizado las comunidades de macrolíquenes (58 especies de líquenes de gran tamaño) que viven sobre los árboles (epífitos) en 23 hayedos a lo largo de toda Europa, desde el sur de Suecia al sur de Italia. Ademásde estudiar su taxonomía (clasificación y ordenación de las especies), han observado sus funciones dentro del ecosistema y su desarrollo evolutivo o información filogenética. “Hemos analizado la respuesta de las tres dimensiones de la biodiversidad para identificar puntos calientes que requieran una especial atención para ayudar no sólo a conservar un gran número de especies, sino también de funciones y linajesen el presente y en el futuro”, subraya la investigadora de la URJC.

Los resultados de esta investigación, publicados recientemente en la revista científica Science of the Total Environment, apuntan a que las comunidades con mayor diversidad de rasgos o características biológicas son también las que cuentan con mayor número de especies y linajes diferentes. De esta manera, conservar estas comunidades ayudaría a asegurar la resiliencia de los ecosistemas frente a la incertidumbre de los cambios climáticos futuros.

Una perspectiva más amplia para evaluar los cambios ambientales

Este trabajo ha puesto el foco en el estudio de las comunidades desde un punto de vista que abarca tanto su taxonomía como sus diversas funciones y aspectos evolutivos. “Si queremos evaluar los efectos de los cambios ambientales sobre las comunidades y establecer prioridades de conservación, no podemos seguir haciéndolo de una manera clásica, fijándonos solo en el número y diversidad de especies, sino que tenemos que adoptar una perspectiva más amplia, integrando también la información funcional y filogenética”, señala Pilar Hurtado.

Para llevar a cabo la investigación, el equipo científico cuantificó la abundancia de las especies de macrolíquenes presentes en cada bosque, recogiendo, además, muestras para medir distintos rasgos biológicos, como el contenido hídrico o la adquisición de nutrientes. También elaboró un árbol genealógico para las comunidades encontradas en cada bosque, cuantificando así las relaciones de parentesco entre las especies. “A continuación, utilizamos 22 variables climáticas para representar el espacio climático del gradiente europeo estudiado y superpusimos los datos de diversidad para ver las condiciones climáticas concretas donde encontramos más diversidad de especies, de rasgos y de linajes”, detalla la investigadora. El equipo concluyó también que algunos rasgos funcionales de los líquenes, como la forma y el tipo de organismo fotosintético, son indicadores útiles para evaluar los efectos del cambio climático sobre estas comunidades epífitas.

Gracias a esta visión más amplia para la realización del estudio, utilizando las tres dimensiones de la diversidad (taxonómica, funcional y filogenética), los datos obtenidospermitirán plantear una distribución estratégica de los recursos destinados ala conservación de las comunidades y delimitar las áreas que necesitan protección prioritaria, como la región mediterránea.

gradienteclimatico