Carlos Conejo ha llegado a Japón hace unos meses y ahora está inmerso en la primera fase del programa: un curso de japonés de 4 meses. Para este joven, la experiencia es todo un reto, ya que supone: “salir de mi zona de confort, enfrentarme a nuevos retos, ser independiente en un país al otro lado del mundo”.
Como cuenta Carlos, “la posibilidad de participar en el programa Vulcanus es una oportunidad de formar parte de un grupo de 30 personas de toda Europa, de distintas disciplinas del ámbito de la ingeniería, las ciencias y la tecnología que van a integrarse en empresas japonesas y van a poder desarrollarse profesional y personalmente durante un año”.
Tras el curso, Carlos trabajará en una empresa japonesa durante 8 meses (desde enero hasta agosto). Esta experiencia profesional la tendrá que compaginar con la realización de un proyecto de investigación que “nos acerque a la realidad japonesa y europea y a las posibilidades de cooperación y desarrollo entre ambos países”, explica.
En definitiva, para Carlos, “poder vivir en Japón está suponiendo un gran enriquecimiento personal y profesional y un reto. Se trata de una oportunidad única de formar parte de una cultura fascinante y poder aprender de ella, teniendo también la oportunidad de aportar la visión desde mi cultura y forma de entender la vida”.
El programa ‘Vulcanus en Japón’ funciona desde 1997, y está organizado por el EU-Japan Centre for Industrial Cooperation y consiste en la realización de prácticas industriales en ese país asiático. El objetivo de esta iniciativa es dar a conocer a los futuros directivos de la industria y la administración europea el mundo japonés de los negocios. Mediante este plan, se pretende crear relaciones privilegiadas, para favorecer la realización de proyectos de cooperación industrial entre la Unión Europea y Japón.
“Mi paso por la URJC ha supuesto la oportunidad de generar un pensamiento crítico”
Carlos Conejo, que ha pasado 6 años en la Universidad Rey Juan Carlos entre grado y máster, ha destacado “la oportunidad de generar un pensamiento crítico” que la universidad le la ha dado.
Además, y más concretamente en su campo, señala que la URJC le ha proporcionado “las herramientas necesarias para entender y analizar tanto el entorno como las personas, identificar sus necesidades, sensibilidades y retos sociales a los que nos enfrentamos. Para así, añade Carlos, “poder aportar un granito de arena en lo que respecta a mejorar la vida de las personas y ofrecer planteamientos que puedan dar respuesta a esos retos, que es, en definitiva, el objetivo de la arquitectura y el urbanismo”.
Antes de viajar a Japón, Carlos ya había cosechado algunos éxitos en su aún corta carrera: fue responsable junto a otros estudiantes del Diseño y gestión de la Exposición ‘Arquitangentes-Visiones periféricas de la profesión del arquitecto’, celebrada en el Ayuntamiento de Madrid. Además, también junto a un grupo de compañeros y compañeras consiguió el primer premio del ‘Concurso para la Rehabilitación de la Fachada del Hotel Confortel Suites Madrid’.