La memoria nos traiciona y el paso del tiempo nos hace olvidar que, hace bien poco, tuvimos que cambiar nuestra forma de trabajar, de relacionarnos y de ver el mundo debido a la COVID-19.
Todavía hoy las mascarillas nos recuerdan todo lo sucedido, pero a pesar de todas las dificultades hemos conseguido adaptarnos y normalizar las actividades docentes, investigadoras y asistenciales. Hemos reconquistado la alegría y la hemos defendido con fuerza y respeto en pro de los estudiantes y de los pacientes.
Os dejamos aquí el poema de Mario Benedetti, “Defensa de la Alegría”, como homenaje a todas las personas que han trabajado por conseguir que hoy podamos vivir con cierta normalidad y respirando poco a poco de la alegría.
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.