En estos días tan grises, la esperanza y el deseo de volver a la vida normal es lo que nos mantiene vivos.
La mayoría de miembros de la facultad sigue trabajando, aunque desde casa, y entre los pocos que no lo pueden hacer online, se encuentran aquellos a los que los alumnos ven cada día al entrar a sus aularios, los bedeles.
Se les suele tener poco en cuenta, ningún alumno suele saludarles cuando los ve, y eso que su trabajo consiste en estar predispuestos para cualquier problema que tenga la docencia o el alumnado en sus clases.
Ellos cada día se encargan de numerosas labores como garantizar la apertura y el cierre del aulario y sus correspondientes aulas, comprobar el material y el aprovisionamiento necesarios, como, por ejemplo, el proyector. También se encargan de recepcionar y vigilar el aulario, del servicio de mensajería, y de resolver cualquier problema o duda que le surja al resto de los usuarios, entre otras cosas.
No desempeñan una labor principal en la comunidad universitaria, pero los bedeles son imprescindibles dentro de la misma. A todos les gusta tener la clase a punto antes de empezar la asignatura correspondiente y poder acudir a alguien cuando se tiene un problema inesperado dentro del aula.
Esto va por ellos, por los que cada día velan por la seguridad y el correcto funcionamiento en las aulas, y a los que poca gente se les acerca para darles las gracias por su trabajo. Hagámoslo más.