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Adrián Garriguez: "Salir de nuestra zona de confort y explorar nuevos límites debería ser obligatorio”

Escrito por ALBA IRUELA LEON

 

Con un café en la mano izquierda, el cigarro Virginia en la derecha y el tono vizcaíno que le sigue saliendo al final de las frases, Adrián Garriguez nos recibe en su piso de Madrid para rememorar la que probablemente haya sido, hasta el momento, la mejor experiencia de su vida: El programa Séneca. Se trata de una opotunidad en la que puedes irte a estudiar durante un cuatrimestre o un curso escolar a otra universidad española.

Este estudiante madrileño de Publicidad de la Universidad Rey Juan Carlos resopla y mira hacia el techo para encontrar las palabras idóneas que nos transporten  junto a él a los recuerdos que creó durante los 9 meses que estuvo viviendo en la capital vizcaína.

¿Durante qué curso escolar participaste en el Séneca? ¿Fue siempre tu primera opción?

Me fui durante el curso 2018/2019. Yo no supe de la existencia del programa Séneca hasta que me habló de él una de mis mejores amigas. En cuanto me informé eché directamente ahí en lugar de probar con ERASMUS. Lo intenté en Barcelona pero finalmente me cogieron en mi tercera opción que era Bilbao.

¿Cuáles son los requisitos necesarios para que puedas participar en el programa Séneca?

Es mucho más sencillo que con la beca ERASMUS. Aquí no me pidieron nivel de idiomas. Debes tener los créditos mínimos exigidos y en función de tu nota irás a una u otra universidad.

¿Fue difícil encontrar piso en Bilbao?

No es difícil porque hay muchos pisos ya que es una ciudad llena de estudiantes. Lo malo por lo tanto es que hay mucha demanda. En pisos que no son céntricos, el precio sigue siendo alto.

¿Habías vivido alguna vez solo?

Fue mi primera experiencia. Hay momentos en los que lo agradeces y otros todo lo contrario. Yo, además, no tenía compañeros de piso. Lo echaba en falta sobre todo los domingos de resaca cuando nadie quiere salir de casa.

¿Sentiste que los bilbaínos eran más fríos que los madrileños?

Los vascos no son fríos pero son muy suyos. Tienen muy arraigada la cultura de la cuadrilla. No es ningún mito. En Madrid es frecuente irte a tomar algo después de hacer un trabajo en grupo, pero allí vas a hacer el trabajo y luego ellos se irán a tomar algo, no te van a avisar a no ser que seas tú el que lo proponga.

¿Las clases las daban en castellano?

Sí. Es obligatorio dar la opción de darla en castellano o en euskera, independientemente del número de alumnos que haya. En mi clase éramos 60 y en la opción de euskera solamente 5.

¿Tenías algún tipo de privilegio o hacían la vista gorda porque fueras estudiante Séneca?

No, y me alegra mucho que me preguntes esto porque es algo que les decía a mis profesores y no se daban cuenta. Al ser españoles el idioma lo controlamos y la cultura es similar. Sin embargo, no conocíamos a nuestros compañeros ni el funcionamiento de la universidad. Te tratan como al resto pero tienes que esforzarte un poquito más.

¿Notaste mucha diferencia a la hora de impartir las clases en comparación con la URJC?

Muchísima. En Bilbao tenía profesores que no me evaluaban con exámenes porque no creían que fuera a reportarnos algo soltar todo el temario sobre un folio. Todo era más práctico y dinámico. Leíamos textos que después comentábamos en clase, hacíamos pruebas cada dos semanas, analizábamos fallos en documentales, etc. Aprendía gustándome lo que daba.

¿Te sentiste arropado por tu universidad de origen?

Sí. La URJC me respondía la misma tarde o al día siguiente con cualquier problema que tuviera. Sin embargo, con la universidad de Bilbao no sentía lo mismo. Podía pedirles un documento pero pasaban días o semanas hasta que me lo mandaban.

¿Se cumplieron tus expectativas?

En todos los sentidos. Académicamente me sorprendió. No fue hasta que estudié en Bilbao, que con esta manera de trabajar dije: “Quiero dedicarme a esto. He decidido bien la carrera”. Es un año en el que te descubres a ti mismo y aprendes a gestionar problemas o situaciones sin tener el apoyo de tus padres o círculo de amigos. Personalmente, se lo recomiendo a todo el mundo.

¿Deberían ser obligatorias este tipo de experiencias?

Sin duda. Sé que, desgraciadamente, dependerá de la economía de cada familia, pero deberían ser experiencias que se promovieran más. El vernos fuera de nuestra zona de confort y explorar nuevos límites.

¿Qué piensas sobre la beca, cubrió tus necesidades básicas?

En mi año quitaron la beca y ahora creo que la han vuelto a poner. De todas formas, ¿sabes de cuánto era la beca? 80 euros al mes. Dependía de mis ahorros y de lo que me daban mis padres.

¿Sigues en contacto con tus amigos del Séneca?

Sí. Una de las cosas que más me ha gustado del Séneca es la idea de tener amigos para toda la vida. Al fin y al cabo es mucho más fácil mantener el contacto dentro de España.

¿Viajaste mucho?

Era muy económico movernos por la zona. Vimos todos los pueblos más conocidos como Guernica, Vitoria, Lekeitio, San Juan de Gaztelugatxe, fuimos al País Vasco francés… Una amiga y yo nos escapamos dos días a Burdeos porque el bus nos costaba 20 euros ida y vuelta.

Eres una persona con facilidad para hacer amistades, para aquellas que son más introvertidas, ¿les vendría bien esta experiencia?

Vas a conocer a gente que tiene el mismo miedo que tú de no encajar, pero no lo exteriorizan, simplemente se lanzan a la piscina. Yo animo a todas esas personas tímidas a que no se pierdan la experiencia por esos miedos del principio. Que arriesguen. ¿Dónde tengo que firmar para volver?

 

Modificado por última vez el Miércoles 11 de Noviembre de 2020 a las 11:10