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Jueves 28 de Mayo de 2020 a las 06:45

La mitad de los españoles somos vulnerables a la desinformación

La edad, el nivel económico, o los hábitos de consumo en Internet, entre los factores que más condicionan la desinformación en España.

Germán Cardenete

Los bulos, la desinformación o las “fake news” son palabras que en los últimos años han cobrado especial protagonismo en el mundo del periodismo y en la forma en la que se comparte la información. Ahora, investigadores multidisciplinares de la Universidad Rey Juan Carlos, junto con la Universidad San Pablo-CEU, muestran los factores que favorecen a la desinformación, así como un conjunto de propuestas para combatirla.

“Estudio de los factores condicionantes de la desinformación” es el nombre del proyecto que ganó el año pasado el concurso impulsado por la Fundación Luca de Tena y Facebook en el que participaron distintas universidades españolas. Ambos organismos financiaron el estudio con 62.000 euros con el objetivo investigar la desinformación en España.

El grupo de investigación INECO, integrado por personal multidisciplinar de la Universidad Rey Juan Carlos y profesores de la Universidad CEU San Pablo, ha tenido un papel activo en el estudio. Belén Puebla, la investigadora principal de INECOdirectora de la revista científica de la URJC, Index.comunicación, explica que para llevar a cabo el estudio se ha combinado distintas técnicas cuantitativas y cualitativas: “Para que la investigación fuera representativa, utilizamos las encuestas estratificadas, pero queriendo profundizar en las toma de decisiones de los encuestados a la hora de creerse o compartir las noticias”, explica Puebla. Desde el punto de vista cualitativo, la investigadora principal de INECO señala que los grupos de estudio estuvieron durante dos meses compartiendo noticias y ofreciendo distintas respuestas a ellas. Además, Puebla recalca que utilizaron como técnica innovadora, el uso de WhatsApp para profundizar en la reacción e interacción entre los grupos de estudio. Una técnica que aprovecha el uso de las nuevas tecnologías y que la investigadora valora por la fluidez, la alta participación y el volumen de datos enriquecidos que genera.

En el proyecto de investigación, en el que ha participado el grupo de la INECO, han colaborado Gema Alcolea, Zoila Díaz-Maroto, Rocío Guede, Silvia Magro, Nuria Navarro, Magdalena Nebot, Pablo Sánchez, Alexandra Sandulescu, Leticia Rodas y Rainer Rubira, junto con otros profesores del CEU San Pablo.

Los factores de la desinformación

Uno de los grandes hallazgos de la investigación es que más de la mitad de la población española es vulnerable frente a la desinformación. El estudio además expone los factores que más condicionan la vulnerabilidad a la desinformación en España en base a distintas variables. Según la edad, los jóvenes son el grupo de la población más vulnerable a la desinformación debido a la inseguridad y la sobreexposición a estímulos informativos en distintos canales. El nivel económico y la situación laboral es otro de los factores más condicionantes: la población con una mayor posición económica y los jubilados son menos susceptibles a la desinformación en contraste con la población menos enriquecida y que se encuentra desempleada o inactiva. Los hábitos de consumo también influyen ya que aquellas personas que pasan más de tres horas al día en Internet son más vulnerables a desinformarse.

Menos significativas son las diferencias según el sexo, siendo las mujeres ligeramente más vulnerables a la desinformación que los hombres. De la misma forma, el nivel de estudios no se ha considerado como una variante importante de cara a condicionar la desinformación.

La desinformación en mensajes y soportes

El estudio también señala la importancia que juega la naturaleza de los medios. Factores como la trayectoria, la reputación o tener una línea editorial más moderada contribuyen a la credibilidad de la noticia. De la misma manera, desde un punto de vista cualitativo, las noticias que llegan desde familiares o amigos se consideran más fiables que otras que llegan desde otras vías.

Belén Puebla remarca la idea de que la desinformación ha derivado en el aumento de la cultura hipersubjetivista y en el factor disonancia cognitiva. “Es más probable que una persona acepte una información como verdadera en base a los ideales, la cercanía o las preferencias que tiene uno ante el tema”, afirma Puebla.

Combatir la desinformación

Las conclusiones del estudio proponen una serie de medidas transversales para hacer frente al impacto de la desinformación. Estas propuestas incluyen potenciar la transparencia del ecosistema digital online, promover una mayor responsabilidad de los actores tecnológicos o promover la alfabetización mediática. Esta última propuesta es para la investigadora de INECOna de las más importantes. “Debemos de aprender a utilizar los medios y ser capaces de utilizar varias fuentes para contrastar las noticias que nos interesan”, afirma Puebla. Frente a un concepto más frágil de confianza, credibilidad y de fiabilidad, la investigadora también pone en valor el papel de los medios y facultades de comunicación para construir un espíritu crítico en la población española.