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Jueves 27 de Noviembre de 2025 a las 07:00

La Red BIVALIA-CM impulsa la economía circular

Este 25 de noviembre, la Red BIVALIA-CM ha celebrado en el campus de Fuenlabrada de la URJC un workshop donde ha reunido a empresas agroalimentarias, administraciones públicas y grupos de investigación para abordar los desafíos y oportunidades en la transformación de residuos agroalimentarios en subproductos de alto valor añadido.

Redacción

El encuentro ha marcado un paso decisivo hacia la consolidación de un modelo de economía circular en la Comunidad de Madrid. El objetivo principal del workshop ha sido identificar retos, barreras y oportunidades en la valorización de residuos agropecuarios y alimentarios, promoviendo un enfoque innovador basado en su transformación en subproductos de alto valor añadido, esenciales para avanzar hacia un sistema productivo más sostenible.

Durante la jornada se han desarrollado dos mesas redondas sectoriales. La primera, centrada en los residuos procedentes de la producción primaria, ha contado con la participación de INNOPORC, KERBEST y la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid, que han abordado las principales barreras técnicas y normativas en la gestión de residuos. La segunda mesa ha reunido a representantes de la industria alimentaria —Cerveza La Cibeles, Bodega Bernabeleva, Lácteas del Jarama y Mahou-San Miguel—, quienes han compartido experiencias sobre la reutilización de subproductos y la implantación de procesos de biorrefinería.

El equipo científico de BIVALIA-CM ha presentado una propuesta integrada basada en tecnologías termoquímicas, químicas y biológicas para transformar residuos agroalimentarios en bioproductos, bioenergía y nuevas materias primas. Esta iniciativa ha buscado reforzar la competitividad del sector agroalimentario, reducir el impacto ambiental y fomentar soluciones innovadoras aplicables a escala regional.

Más allá del componente técnico, el workshop ha subrayado la importancia de fortalecer la colaboración entre empresas, centros de investigación, administraciones públicas y agentes sociales, destacando que la transición hacia una economía circular ha dependido también de un diálogo constante que ha favorecido la transferencia de conocimiento, la armonización regulatoria y la creación de infraestructuras adecuadas.