Redacción / Irene Vega
Los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs, por sus siglas en inglés) son una variedad de compuestos orgánicos hidrófobos con dos o más anillos aromáticos que se caracterizan por su resistencia a la degradación. Estos compuestos, se originan principalmente a partir de la combustión incompleta del petróleo. La exposición o ingestión a través de alimentos o agua contaminada puede desencadenar efectos perjudiciales que incluyen irritación de las mucosas, fallos respiratorios y disminución en plaquetas y leucocitos. Además, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer los ha clasificado como agente carcinógeno para los humanos.
El equipo de Ecología Microbiana Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), compuesto por la Dra. González-Benítez, el Dr. Bautista y la Dra. Molina, junto con la Dra. Corral-García del departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el amplio equipo del Dr. Espinosa en la Universidad Técnica Particular de Loja de Ecuador, ha analizado la contaminación por PAHs del fango procedente de efluentes de los ríos Napo y Aguarico. “Hemos detectado concentraciones significativas de PAHs en los sedimentos de ríos, lo que podría servir como una fuente continua de contaminación de las aguas a lo largo del tiempo, especialmente en flujos turbulentos. Hemos podido datar algunos de estos compuestos con una antigüedad de entre 60-80 años, lo que muestra la persistencia de estos compuestos en los sistemas fluviales”, explica la Dra. González-Benítez, una de las responsables de estas investigaciones.
Si el fango está contaminado, el río se convierte en una red de distribución de contaminantes que no diferencia entre reservas de conservación de la naturaleza y áreas de explotación petrolífera. Todas están conectadas a través de los ríos y, como la dinámica hidrológica de la cuenca se caracteriza por el permanente desbordamiento de los ríos, todas las aguas y tierras circundantes resultan igualmente afectadas. Por tanto, el objetivo de este proyecto ha sido realizar la evaluación de la salud de los fondos de río y establecer una conexión con la salud de las poblaciones humanas de la zona.
Los resultados obtenidos revelan que alrededor del 30% del territorio presenta algún nivel de contaminación. “Esta contaminación no solo es una amenazada para la biodiversidad del ecosistema y para los servicios ecosistémicos que el bosque tropical amazónico ofrece, sino que también afecta gravemente a una gran parte de la población en la cuenca del río Napo. De hecho, recientemente hemos podido detectar una asociación significativa entre el riesgo de exposición y la prevalencia de anemia en varones”, apunta el Dr. Espinosa.
La cooperación entre instituciones de investigación españolas y ecuatorianas está ayudando a comprender un fenómeno complejo que genera impactos dramáticos en la biodiversidad y la población local. Para ello, es necesario fortalecer las relaciones horizontales que potencien las capacidades de las instituciones.
Esta investigación refuerza aún más la idea de una única salud planetaria (ONE HEALTH). “Difícilmente podremos proteger la salud humana si no protegemos la salud de nuestros ecosistemas”, concluyen los investigadores.
Entorno protegido desde 1998
La cuenca media de río Napo en el bosque tropical del Amazonas (Ecuador) alberga una flora y fauna singulares adaptadas al desbordamiento de su complejo sistema fluvial destacando la gran diversidad de aves. Sin embargo, esta zona es también una histórica y actual zona de explotación petrolífera. La amenaza por contaminación y otras perturbaciones antrópicas sobre la zona hizo que en 1998 la Laguna de Limoncocha y su entorno fuera reconocida por la UNESCO con la figura de protección Humedal Ramsar.