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Jueves 03 de Noviembre de 2022 a las 06:30

Dónde cultivar los alimentos para aumentar su producción

Un estudio internacional, en el que ha participado la URJC, ha comparado la distribución geográfica de las doce especies agrícolas más importantes con las condiciones climáticas donde son más productivas. El principal objetivo de este estudio ha sido identificar si estas especies podrían cultivarse en otros lugares para optimizar las cosechas.

Irene Vega

La actividad agrícola está distribuida a lo largo de la mayoría de las regiones templadas, tropicales y subtropicales del globo, pero se desconoce hasta qué punto el sistema agrícola global está diseñado para optimizar la producción en cada lugar o, por el contrario, si se cultivan las especies en unos y otros lugares por contingencias históricas, sin planificar cómo la distribución de estos cultivos podría optimizarse para aumentar las cosechas.

Por ejemplo, el arroz (Oryza sativa L.) es el cultivo de mayor importancia a nivel global después del maíz y, por tanto, una de las especies agrícolas más relevantes para garantizar la seguridad alimentaria de manera global. A pesar de su importancia, las zonas donde se cultiva arroz con mayor intensidad -zonas cálidas y frecuentemente con cierta estacionalidad en las precipitaciones- no son las que tienen mayor potencialidad de cosecha para la especie, según apuntan los resultados de este estudio internacional en el que ha participado la URJC. Esta investigación ha observado que, si el cultivo del arroz se intensificara en zonas con climas más temperados, la cosecha global de esta especie aumentaría.

Para llevar a cabo este trabajo, publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, el equipo científico ha comparado el grado de coincidencia entre la distribución geográfica global de doce especies agrícolas relevantes (maíz, arroz, cebada, mandioca, cacahuete, trigo, girasol, remolacha, soja, sorgo, patata y colza) con la idoneidad climática de estos lugares para optimizar las cosechas. Como principal resultado, se ha observado que la relación entre los lugares donde se cultivan cada una de estas especies y la idoneidad de estos lugares para maximizar su producción es bastante variable. En comparación con el cultivo del arroz, “especies como la cebada (Hordeum vulgare L.) o el cacahuete (Arachis hypogaea L.), también muy relevantes para el sistema alimentario, tienen una mejor coincidencia entre la potencialidad productiva de las zonas donde las cultivamos y la cantidad de hectáreas que sembramos en cada lugar”, destaca Rubén Milla, investigador del área de Biodiversidad y Conservación de la URJC y coautor del estudio.

Toma de datos global

Durante el estudio, se han recopilado datos de todo el planeta de la cantidad de hectáreas cultivadas y de cantidad de cosecha obtenida para cada una de las doce especies agrícolas, desde 1997 a 2003. A escalas espaciales similares, se recopilaron datos climáticos, edáficos, topográficos, agronómicos y socioeconómicos de todos los lugares geográficos donde se identificaron zonas de cultivo agrícola. “Con estos datos se construyeron modelos espaciales de distribución de las especies tanto para la intensidad con la que se cultivan en cada lugar, es decir, las hectáreas cultivadas, como para la potencialidad climática de esos sitios para maximizar la cosecha”, explica el investigador de la URJC.

Una vez obtenidos todos los datos, el equipo científico realizó la comparación de ambos modelos y elaboró, para cada lugar y especie, un índice de discrepancia entre la cantidad de hectáreas cultivadas y su idoneidad climática. Los valores positivos de este índice concluyen que hay situaciones en las que la idoneidad climática es alta, pero se cultiva poco, mientras que los valores negativos indican situaciones en las que la cantidad de hectáreas cosechadas es desproporcionadamente grande con respecto a la idoneidad climática del lugar para ese cultivo.

“Los resultados obtenidos en este trabajo nos permiten identificar regiones climáticas del planeta donde la expansión de ciertos cultivos podría redundar en el aumento de sus cosechas a nivel global y, por tanto, contribuir a la seguridad alimentaria”, señala Rubén Milla. Además, a raíz de este estudio se podrán localizar regiones en las cuales la adecuación de algunas especies agrícolas es baja y realizar cambios en la planificación agraria para aumentar la producción de las cosechas.

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Marco general de desarrollo del estudio. En la imagen inferior se puede observar el resultado final de todo el flujo de trabajo.