En las noches de estos días de cuerentena, cada uno a través de sus ventanas, hace balance de lo vivido y juega con desear que todo pase, que retorne la normalidad. Aunque es de noche, los recuerdos de nuestros seres queridos nos agolpan, y aunque es de noche, sentimos la claridad y la fuerza de las personas que han sido guardianas de nuestros recuerdos. Aunque es de noche, la corriente que nace de estos recuerdos es ominipotente y nos llena de luz, pues transporta una infancia y una madurez bañadas por la subiduría y el cariño de los mayores. En la paz de la noche, cuando cada uno recuerda su pasado y sueña con su futuro, siente en su presente, la claridad y el amor de sus mayores.