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La vida universitaria que todos envidiaban ha cambiado para los estudiantes durante la crisis de la COVID19

Escrito por ALBA IRUELA LEON

 

Tres estudiantes de periodismo de la URJC, que iniciaron este camino durante el curso pasado, Leire Olmeda Menéndez, Paula Sánchez Bermejo y María Roldan García, cuentan sus primeros meses como universitarias, el cambio que supuso y cómo vivieron el Estado de Alarma y consecuente suspensión de clases.

 

 

Los años universitarios los recuerdas siempre, es la mejor etapa de tu vida, lo que no hagas a esa edad ya no lo haces nunca…  Existe una concepción de la vida universitaria que a veces, quizá, crea unas expectativas demasiado altas de la etapa que estás a punto de iniciar.

La edad para entrar a la universidad es muy amplia, pero la que prima está entre los 18 y 19 años. En esta etapa previa a comenzar la vida laboral se pretende viajar, alejarse de grandes responsabilidades y descubrir un ambiente nuevo que se desconoce hasta el momento. Leire Olmeda reconoce que lo que más le gustó fue abrir el círculo que tenía de amigos y coincide con Paula al añadir que de no ser por la universidad, no habría descubierto nunca a las amigas que ha hecho allí.

Además de las clases, la Universidad Rey Juan Carlos, brinda la oportunidad a los estudiantes de crear o participar en un programa de radio que se retransmite a través de la web. Esta actividad es independiente de las clases y permite conocer el estudio de grabación por dentro, cómo se utilizan los controles y comenzar a desenvolverte con ellos. Leire Olmeda, Paula Sánchez y María Roldán participaban todas las semanas en un programa de radio y admiten que ese ratito para estar juntas después de las clases les encantaba.

A miles de universitarios esta etapa mágica les ha pillado de lleno con la pandemia provocada por la COVID19, provocando un sentimiento de estar perdiendo los que se consideran los mejores años de la vida. María Roldán comenta que tanto el ambiente que se respiraba en la universidad, como las actividades que les proponían le encantaban y confiesa que fueron los mejores meses de su vida. 

Las clases se suspendieron a mediados de marzo. Al principio los estudiantes lo agradecieron para ponerse al día con trabajos y apuntes, pero al ver que la situación cada vez se alargaba más, solo quería volver atrás en el tiempo, añade Paula. Desde entonces, no han recibido ninguna clase presencial. En lugar de impartir todas las clases online, creen que se podrían haber dado clases en la universidad, creando grupos menores de alumnos y alternando días para evitar las aglomeraciones. Las tres alumnas comprenden que es una situación que no se esperaba nadie, pero creen que deben tomarse nuevas medidas ya que además de que los soportes donde están impartiendo las clases se cortan en numerosas ocasiones, Leire Olmeda añade que captar la atención del estudiante a través de una pantalla es mucho más complicado que presencialmente.

La llegada de vacunas y las limitaciones que han incorporado tanto los estudiantes como el equipo docente en su día a día, ayudarán en gran medida a que el campus vuelva a llenarse de estudiantes y que se ponga fin al silencio que le lleva rodeando desde el mes de marzo.

 

 

Modificado por última vez el Miércoles 20 de Enero de 2021 a las 18:45