Laura Susín Ascaso
Gema y Carlos, una joven pareja de Madrid, propusieron a la Universidad Rey Juan Carlos crear esta máquina e instalarla en el centro. Dos de las personas que apostaron por la iniciativa fueron la jefa de sección en el área de Asuntos Generales, María Solís, y la gerente del Campus de Móstoles, Elena Cermeño. Esta última asegura que “al comienzo parecía una idea arriesgada pero ahora mucha gente agradece no recurrir al bollo y al café de siempre”.
Kiwi, melocotón, manzana o pera son algunas de las variedades de fruta que encontramos en la máquina. Pero, sin duda, la que más se consume es la uva. El envase está inspirado en un porta pelotas de tenis, y dentro incluye una toallita y cubiertos de plástico.
Para no encarecer el producto, los emprendedores de ‘Fru&tube’ compraron su propia máquina y ellos mismos la mantienen. Lo hacen a través de telemetría, un sistema que registra a distancia las ventas de cada producto y así contabilizan las variedades que deben reponer. Los precios oscilan entre los 0,80 céntimos y 1 euro, en función de si la fruta es o no de temporada. “Esperamos que no se pierda la filosofía con la que nacimos, la idea de llevar la fruta a la calle o que se pueda comer en cualquier lugar”, cuenta Carlos.
La iniciativa que “sin duda está siendo todo un éxito”, cuenta la gerente del campus, “ha crecido mucho en muy poco tiempo”. Casi con toda probabilidad la URJC instalará máquinas de “Fru&tube” en el resto de sedes y contará con una segunda en Móstoles. Adelantan que “será más sofisticada” y, aunque todavía no han barajado dónde la colocarán, estará al alcance de todos los bolsillos.
La máquina llegó en el mes de mayo y los universitarios la descubrieron con su incorporación al nuevo curso académico. A mediados de septiembre el programa ‘Saber Vivir’, de TVE, emitió un reportaje en el que alumnos, docentes y personal de la URJC en Móstoles, opinaban sobre su inclusión en el campus.